The Wednesday Review, Semana 2, Volumen 1

Hoy es miércoles y no sé sobre que escribir. El primer TWR fue como una fanfarria, brillos y música y pura positividad.
La magia de la creatividad es que un día se seca, como lo hará el petróleo en unos años, y debemos tener cuidado de ser como la economía de Arabia Saudita, dependiendo del petróleo y apuntando a proyectos hiper específicos que, 1) se financian, en su mayoría, de petróleo y 2) no son inversiones a largo plazo, sino meros proyectos que persiguen tendencias con sustentos frágiles.
¿Por qué escribir? ¿Por qué leer? ¿Por qué dejar de financiarse en petróleo si es tan fácil quedarse?
Siempre se ha dicho que uno tiene que escribir para sí mismo, sacar esa necesidad interior sin importar qué. Pero también está el dilema del árbol que cae en medio del bosque, si nadie lo escucha, ¿de verdad cayó? Si nadie me lee, ¿de verdad escribo?
Para cada problema hay un contrapunto, como cuando Van Gogh dijo que pintaba para gente que todavía no nacía, ¿pero no era esto precisamente una respuesta a la respuesta de la gente?
La respuesta era negativa, y, por ende, el mantenía esa esperanza de que algún día alguien apreciaría sus obras, and it happened.
La cosa con crear, y la economía saudí, es que uno debe tener la confianza que eventualmente encontrará una solución al problema del futuro.
Es muy difícil encontrar paz en estos tiempos tan tumultuosos, y más con nuestras mentes programadas a pensar en negativo y en destrucción. Pero, precisamente, mantener una esperanza en el futuro y que “todo mejorará, confía” (como me dijo ayer una galleta de la fortuna en un restaurante chino) no sirve de nada si no tenemos una disposición, o cuando menos, una confianza en nosotros mismos, de que eventualmente nos llevaremos a un lugar mejor. Como esa frase memorable de la joya cinematográfica ‘Cindy La Regia’: Uno tiene que ponerse en el lugar donde quiere estar.
Si el petróleo es nuestra única fuente de financiamiento nacional, entonces hay que buscar otras estrategias de conseguirlo, no ver como gastarlo antes de que se acabe. Petróleo, creatividad, energía, ¿qué más da? Uno tiene que tomar lo que tiene y ver que hace con eso.
La ventaja de la creatividad sobre el petróleo como fuente de energía, es que la creatividad es renovable. Siempre hay formas de encontrar nuevos yacimientos dentro de nosotros. La cuestión está en buscar, y hacer.
Comenzar a hacer sin saber a donde vamos, pero hacer. Comenzar a crear sin saber como quedará, pero crear. Comenzar a creer sin tener certeza, pero creer.
Parte de todo proceso creativo se sustenta, más que en el hacer, en la convicción de lo que se hace vale la pena. Hay que tener certeza, como nación, de que si dejamos el petróleo tenemos la capacidad de reinventarnos.
Arabia Saudita se aleja del petróleo para enfocarse en lo digital, en los deportes, en el softpower cultural.
Si de verdad queremos dejar el petróleo mental, tenemos que aventurarnos a hacer cosas inesperadas. Salir e innovar. Aventarse al vacío.
Es eso, o el olvido.
A reveure.